Mitos y leyendas

LEYENDAS

  • La leyenda del chajá :

Cuenta una antigua leyenda que: dos jovencitas estaban lavando ropa en un río cuando dos caminantes, al parecer rendidos de cansancio, se acercaron y les pidieron agua para beber. Las desalmadas, en vez de agua le dieron espuma de jabón. Los hombres bebieron, y al devolverles las vasijas, uno de ellos les dijo: -Que vuestros actos y palabras sean como la espuma-.

Ellas no comprendieron aquella sentencia, pero, fueron maldecidas. Cuando terminaron la tarea, una dijo a la otra, en guaraní, su lengua familiar: -¡YAJÁ!, y en el acto se transformaron en Chajás, aves cuya carne se convierte en pura espuma y solo la muerte la separa de su pareja. Después salieron volando gritando: –¡Yajá! ¡Yajá!-. …

Tiempo después se relaciona esta leyenda con ciertos hechos insólitos que empezaron a suceder por las regiones cercanas a donde este relato era conocido. Y por la similitud del sonido de ambas especies, la gente optó por llamarlas de la misma manera.

Cuenta la historia que se descubrieron innumerables gatos desollados, palomas carbonizadas, y personas con miembros entumecidos, presas del pánico y terror. Se le atribuyeron tales hechos a las apariciones de un ave nocturna de aspecto demoniaco.

Esta bestia asolaba los más recónditos lugares, sembrando el terror entre aquellos que al escuchar su grito “chajaaaa chajaaaa” lo relacionan inmediatamente con la leyenda y fueron presas de un pánico que los invadía desde las entrañas hasta la punta de los pelos.

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  • El puerto de San Blas:

En el pequeño Puerto de San Blas, en Nayarit, hay un viejo edificio conocido hoy como “La Contaduría”, en tiempos pasados fue un famoso fuerte, levantado en 1768 por el Rey Carlos III. Era una mansión de los barcos destinados a California y Sonora allá por las épocas de conquista.

Aunque el Fuerte fue abandonado por muchos años, sigue de pie, conservando entre sus paredes aquellos momentos de gloria y sufrimiento. Este sitio fue pisado por Hernán Cortes y por el cura más joven de la historia José María Mercado. En épocas de independencia se guardaban en el fuerte más de 500 cañones, en la actualidad solo se conservan ocho de ellos. Había también muchas otras armas que sirvieron de apoyo a Miguel Hidalgo en la batalla.

Entre tantos muertos, uno de ellos fue precisamente el joven cura que en una batalla cayó al barranco muriendo al instante. Lo curioso del hecho que rodea el lugar, es que a pesar de todas aquellas muertes violentas en tiempos de guerra, no hay un solo dato de que el fantasma que ronda los corredores tenga relación con la historia previa del lugar.

Una mujer vestida de blanco se pasea por los pasillos, de forma tranquila, va y viene a cualquier hora, sin molestar a ninguno de los guardias que custodian el lugar, que aunque no tengan contacto directo con la aparición, si sienten cierto temor a lo desconocido.

Tal vez el hecho anterior no levante muchos sustos, pero lo que ha ganado la renuncia de muchos vigilantes, ha sido lo que sucede en el camino que recorren para llegar al fuerte, muchos de ellos tienen que salir o entrar ya caída la noche, se encuentran entonces rodeados de gritos, mientras caminan son seguidos por caballos y carretas, que solo escuchan pero no pueden ver, y se topan con un monje que siempre va de a camino a una de las Iglesias en ruinas en el camino al fuerte.

Una leyenda poco conocida fuera de sus alrededores, pero sin duda inquietante, no saber de dónde viene el fantasma de aquella mujer.

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  • Ayudame:

Manuel y Elisa eran un matrimonio, que buscando tranquilidad, se habían cambiado a una cabaña cerca del pueblo que había visto nacer a los dos y en donde se habían conocido, buscando salir de la gran ciudad y enseñarles a sus 3 pequeños hijos lo que era vivir en el campo, compraron una cabaña que tenía mucho tiempo en venta, por muy poco precio, algo que fue importante para que se animaran a realizar dicha compra.

Dos de los hijos eran varones, que solo se llevaban 1 año, y niña que era mucho más pequeña, siempre fue retraída, pero desde que habían llegado a la cabaña, fue mucho más, y algo que empezó a llamar la atención, primero de los dos hermanos y después de la madre y el padre, fue que la pequeña se quedaba por horas en una de las esquinas de lo que era su recamara, y siempre arañando la madera, como queriendo destruirla.

La pequeña de no más de 6 años, solo decía “ayúdame” y por las noches, se ponía a rascar la madera, algo que no dejaba de preocupar a todos los integrantes de la familia.

La cambiaron de habitación, y parecía que todo cambiaba, pero en la madrugada, la veían que de nuevo entraba a la habitación, en donde se quedaba por horas y solo diciendo “ayúdame”.

Fue tanto el terror de los padres, que desesperados empezaron a investigar si había pasado algún acontecimiento en esa cabaña, y se dieron cuenta por personas del pueblo cercano, que en esa casa, un señor había dicho que a su hija la habían raptado y se buscó por semanas a la pequeña, sin poder encontrarla, al paso del tiempo el hombre había amanecido en el lago ahogado, todos pensaron que había sido por la soledad o la tristeza de la pérdida de su pequeña niña.

Pero nada, era lo que parecía, ya que el hombre se había suicidado, por escuchar los lamentos de su hija, al conocer esto, los padres, empezaron a quitar las maderas que su pequeña hija arañaba y encontrando lo que esperaban, ahí estaba el pequeño esqueleto de la niña perdida, amarrada, por lo que parecía el padre.

Al encontrar esto, dieron parte a las autoridades rurales, y dieron por cerrado el caso que había pasado ya muchos años atrás, desde esa fecha, la niña nunca más volvió a decir la palabra “ayúdame”.

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  • La iglesia de zimapan:

Hace muchos años se comenzó la construcción de una Iglesia, en el poblado de Zimapán en el estado de Hidalgo, con mucha dedicación los trabajadores doblaban turnos esperando terminar el templo en el menor tiempo posible.

A mitad del trabajo se encontraron con un problema, por alguna extraña razón, cada vez que levantaban las ventanas, amanecían al siguiente día inclinadas. Teniendo que empezar la tarea de nuevo, el proceso se vio estancado, pues cada día realizaban el mismo trabajo. Construían las ventanas rectas, se iban a descansar y las encontraban torcidas.

Cansados de la situación, viendo el pasar de los días sin poder lograr algo concreto, no importaba el método utilizarán para levantar las ventanas, se les acabaron todas la ideas, y seguían encontrándose chuecas todas las veces. Decidieron quedarse a vigilar, esperando encontrar la causa de tal suceso. Turnándose de uno en uno, pasaron la noche, bajo las ventanas, en cierto momento fueron despertados por el crujir del cemento, que parecía estar siendo aplastado con fuerza, cuando uno de ellos abrió los ojos, miró con asombro, que el mismo Diablo retorcía los marcos de las ventanas, para dejarlas inclinadas, tal como los trabajadores las habían encontrado todos los días.

En un acto de valentía desconocida, los trabajadores no salieron huyendo, se quedaron observando la escena mientras el Diablo les decía –No permitiré que esta Iglesia sea terminada- y se marchaba en medio de la oscuridad dejando las ventanas inclinadas, saboteando así todo el trabajo diario.

Cuando los obreros informaron a sus compañeros la causa, decidieron no ceder a tal chantaje, dejando las ventanas inclinadas, terminaron la construcción de la Iglesia y hoy está de pie.

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Mitos

  • La Dama de la vela:

    Esta leyenda argentina ha dejado a los niños del país sin dormir durante muchas noches, y no es de extrañar. Según los habitantes de Corrientes, en una escuela llamada Joan Pujol se ha aparecido en innumerables ocasiones una joven vestida con un largo traje blanco y una capa roja. Recorre los pasillos con una vela encendida en la mano, siempre en silencio.

    El mito afirma que la hija de una familia rica fue abandonada por un militar que le había jurado amor eterno. Tras un tiempo, la joven quedó embarazada y dio a luz a una niña hermosa y sana. Fue entonces cuando el atractivo militar la abandonó, y en cuanto los hermanos de la joven se enteraron de que había quedado madre soltera, la encerraron en un cuarto secreto de la casa.

  • El barranco de Badajoz (Canarias):

    Un cañón situado en Tenerife es origen de muchos mitos y leyendas urbanas que hielan la sangre. Algunas son difíciles de creer, pero otras tienen un extraño elemento en común: la aparición de luces y figuras luminosas. Todo se remonta a 1912, cuando dos mineros de la región buscaban nuevas vías para sus excavaciones. Súbitamente, una de las paredes se derrumbó.

    Cuando recuperaron el conocimiento, contemplaron muertos de miedo como dos entes luminosos se mostraban ante ellos. Huyeron despavoridos en busca de la Guardia Civil, que por supuesto se rió de ellos y no hizo nada al respecto. Sin embargo, no era la primera vez que alguien de la zona se topaba con esos seres luminiscentes.

    Décadas antes, una niña se aventuró a recorrer el barranco sola, a saber por qué motivo. Como era la hora de la siesta, se durmió bajo un pino. Al despertar, un ser luminiscente la invitó a acompañarle a una cueva. Ella no sintió miedo alguno y le cogió de la mano. Cuando la niña volvió al pueblo nadie se lo podía creer. Habían pasado 20 años desde su desaparición.

  • La Leucrota:

    Otras veces es la mitología la que da lugar a mitos realmente espeluznantes. El folclore etíope cuenta la historia de una aterradora criatura llamada Leucrota. Con un hocico que se extiende de oreja a oreja, este animal es similar a una hiena pero posee poderes difíciles de explicar.

    Los lugareños afirman que la Leucrota tiene la capacidad de imitar los sonidos de la voz humana. Se vale de esta habilidad para atraer a las presas. También afirman que, cuando pasa semanas sin llevarse nada a la boca, desentierra cadáveres de los cementerios para devorarlos.

  • El carnicero ciego:

    El segundo mito corto tiene lugar en Berlín, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. En una ciudad asolada por el hambre y las bombas, la gente sobrevivía con los escasos recursos de los que disponían. Dice la historia que un hombre ciego vagaba por la ciudad desconsolado, intentando que alguien le ayudara. Una joven berlinesa fue la primera en ofrecerse.

    Ambos empezaron a conversar y el anciano le dijo si podía entregar una carta a la dirección indicada. Como el lugar le quedaba de camino a casa, ella accedió encantada. La chica se dio cuenta de que había algo extraño en la dirección, y es que no lograba distinguir si el número era un 4 o un 9. Cuando se volvió al hombre ciego, este había desaparecido.

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